La mayoría de los padres de familia, incluye las clases de música dentro de la agenda de sus hijos sin tener muy claro el porqué. Algunos atienden su propio deseo de completar una
formación musical frustrada, otros en cambio, consideran su deber ofrecer una formación integral a sus hijos y piensan que la música hace parte de ese requisito esencial que deben completar. Existe un grupo, no muy grande, que responde al deseo manifestó por su hijo(a), de querer aprender a tocar un instrumento musical, o vieron y sintieron que sus hijos realmente poseen una habilidad especial para expresarse musicalmente.
Según mi experiencia, también existe un grupo importante de padres de familia que incluye a sus hijos en un programa extra escolar de música, como "terapia", porque el psicólogo o el profesor del colegio lo recomendó, o porque leyeron un artículo especializado en una revista, y confirmaron desde una perspectiva científica, el aporte que la educación musical ofrece como herramienta para que los niños aprendan a socializar más fácilmente y mejoren su capacidad de concentración en clase.
Sin importar cuál sea la razón, en últimas, todos estos casos tiene algo en común, porque coinciden en tratar de incluir la actividad musical como una actividad positiva en la vida de los niños. Pero... ¿Es eso cierto? ¿Es la música una herramienta o vehículo de transformación personal realmente efectivo?
La respuesta simple y sencilla es sí. Al parecer todas las actividades implícitas en la práctica musical hacen parte del desarrollo natural de nuestro cerebro, y contribuyen a la formación de más y mejores conexiones y neuro fisiológicas. El cerebro humano es un verdadero instrumento musical y es tan cierto esto, que podríamos decir que nuestro cerebro funciona y procesa la información de manera idéntica a como sucede cuando un músico toca su instrumento.
Los niños necesitan la actividad musical para fortalecer el mejoramiento de sus funciones motoras y de percepción espacial. Además, la práctica musical favorece el razonamiento lógico, estimula el lenguaje y el desarrollo auditivo, mejora considerablemente los procesos de socialización, aumenta el sentido de autoestima y promueve la creatividad, entre otras funciones y habilidades. El asunto aquí, es que la formación musical como todos los demás aspectos de la formación en un niño en edad temprana, no opera como un módulo separado de su aprendizaje, sino que, hace parte de su formación integral como ser humano.
El siguiente video, tomado de TED, Ed. explica de manera divertida y detallada, los avances científicos que sustentan las observaciones antes mencionadas, y seguramente arrojará luz, a los padres de familia, permitiéndoles establecer con total certeza porque, todo el esfuerzo entorno a la educación musical de sus hijos está totalmente justificado.
Si desea más información, o tiene alguna pregunta, por favor envíeme un correo electrónico comunicándome su inquietud y personalmente le contestaré: director@fundacionmusicaporcolombia.org
Edgar Vargas, director de la Sinfónica "Escuela Digital de Música"
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